Conforme pasan los años debes terminar cediendo al entender que por más  que quieras, ya no puede ser solo sobre ti, al menos no con todas las personas.
Cuando pierdes a alguien no te das cuenta en cuantos sentidos es así. No eres consciente de todo lo que cambiará en tu vida. Es entonces cuando el dolor  regresa, cuando la herida que iba sanando vuelve a arder.
Una vez más, vuelves a preguntarte en qué momento giro el mundo tan rápido, cómo puedes estar donde estás... cómo cambió todo tan drásticamente. Aun ahora, después de todo... me pregunto si estamos en el lugar correcto o si cambiamos el rumbo de nuestras vidas, si realmente había un “destino” y lo burlamos, pero al hacerlo desequilibramos todo.
En días como hoy la nostalgia lo acapara todo y lo odio...
Ojalá fuera una de esas pruebas en las que puedes repetir hasta acertar en todo, pero la vida tiene un número limitado de intentos y agote los míos.
El mundo no se acaba... no lo ha hecho y no lo hará por esto. Los días siguen corriendo incansables, detestables. Yo todavía no estoy lista para continuar.