Recuerdo tu respuesta, automáticamente atacaste diciendo que desearte mal era otra de mis tonterías y que estaba delirando si creía que así encontraría mi paz. 

Nunca fue en ese sentido, era sólo una profecía. 

La ola de dolor había comenzado conmigo y no dejaba de regresar a acecharme y aunque no sabía con seguridad si cada ápice de dolor que estaba sintiendo era proporcional al que yo misma había causado, me parecía que había vuelto magnificado.

No podía quitarme esa sensación, de que entre más sufriera yo a costa tuya, peor sería tu factura. Ahora es cuando más temo por ti. 

Sin embargo, puede ser que yo esté equivocada y que lo mío sea solo una mala jugada, mala suerte, una broma de mal gusto y que todas mis teorías conspirativas sobre cosechar lo que siembras sean solo eso... Es posible que no haya un precio que pagar por lastimar a otros y sólo lo haya explicado así para consolarme creyendo que se me hará la justicia que no soy capaz de buscar por mi cuenta. Pero quizá no, tal vez nunca sientas este exacto dolor, quizá ninguno, puede que tengas todo lo que soñaste y la vida plena que tanto has planeado. Es posible que tu vida siga su curso y todo quede en un insignificante daño colateral. 

La vida es un misterio y aún ahora, no sabemos la respuesta, ninguna de ellas, seguimos en la obscuridad sin saber cuál es la verdad. Así que poco a poco deberé hacer la paz con esto, dejarlo ir sin más explicaciones porque simplemente... C'est la Vie.